Un carpintero había trabajo toda su vida con el mismo empresario y cuándo finalmente estaba a punto de jubilarse, este le dice.
Constrúyeme una última casa, hazlo como te guste, puedes hacerla pequeña o grande, no te daré tiempo o planos porque he confíado en tu trabajo por años y después podrás descansar.
Pero el carpintero estaba harto de su trabajo e hizo lo mínimo para terminar por fin con la tarea encomendada. Su único esmero fue en hacer la fachada para engañar al jefe. Utilizó los materiales más baratos, construyó la casa con el menor ezfuerzo y sin perder tiempo en ninguno de los detalles.
Cuando terminó la casa, el jefe se presentó y la miró de cerca. Observó que habían algunos detalles extraños pero se acercó al carpintero y le dijo: " Sé que nunca pudiste hacer tu casa, así que toma las llaves ¡Esta casa es tu regalo por todo tu tiempo trabajando!
Moraleja de la historia:
Al igual que el carpintero, cuántas cosas has dejado a la mitad pensando que nunca te afectaría. Todos cosechamos lo que sembramos, así que haz las cosas con amor, sé un ejemplo para los demás y recuerda siempre que todo el bien que hagas regresará a ti.
Fuente: Mundo de Millonarios
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